This post is also available in: Inglés Francés Italiano Portugués, Portugal
Empezamos el día, listas para entrar en nuestros temas y búsquedas con esperanza y confianza, conducidas por la Palabra de la Liturgia dominical. Como el profeta Jonás, también nosotras hemos escuchado la voz: «Levántate y entra en Nínive, la gran ciudad…»: un impulso a ir decididamente a la “Nínive” de nuestros países, al mundo de los hombres y mujeres de hoy, a los cuales anunciar la Buena Noticia del Evangelio e indicarles el camino de la verdadera felicidad. En la celebración eucarística nos acompañó el sentido de infinita gratitud por nuestro llamado en el día que el Maestro, pasando por la Galilea de nuestra vida cotidiana, nos dice, como a los primeros discípulos: Ven y sígueme. En el momento del ofertorio, renovamos nuestro “aquí estoy”.
El domingo fue “santificado” por el trabajo ya programado. En primer lugar nos hemos comunicado las conclusiones del taller sobre la difusión realizado ayer. La investigación y la comunicación han puesto de relieve algunas áreas de acción: la nueva imagen de las Librerías Paulinas, la organización con el fin de optimizar los recursos, la formación apostólicoprofesional de los laicos, las nuevas tecnologías, la colaboración europea.
El trabajo continuará mañana, con la intención de planificar a breve, mediano y largo plazo el camino identificado. Nos acercamos al final de nuestro encuentro y el sentido de responsabilidad y la oración se hacen más cada vez más vivas para que los deseos y los planes puedan calar en la realidad.
Aprovechamos este espacio para expresar nuestro gracias a todas las personas que están “ocupándose” de nosotras; Sor Lucia Simula, nuestro impecable anfitrión, que nos rodea de toda solicitud; las hermanas del Sicom por la actualización en tiempo real de la página dedicada al encuentro continental, y las de Casa generalicia, que ofrecen oraciones y servicios varios; los sacerdotes que cada día celebran con nosotras la Eucaristía. Gracias, una vez más, a todos aquellos que no nos hacen faltar el apoyo del recuerdo afectuoso.