27 de mayo 2012

This post is also available in: Inglés Francés Italiano Portugués, Portugal

Facebooktwitterredditpinterestlinkedinmail

Una Eucaristía festiva, animada por las hermanas de Congo, se ha solemnizado la fiesta de esta mañana de Pentecostés, día en el que se cumple la promesa de Jesús: «Cuando venga el Consolador, el Espíritu de la verdad que yo les enviaré y que procede del Padre, él dará testimonio de mí. Ustedes mismos serán mis testigos» (Jn 15,26-27). Son llamados a ser testigos hombres temerosos y encerrados en sí mismos… Y sin embargo – como ha subrayado muy bien el P. Sabino en la homilía – el Espíritu, que irrumpe en sus vidas, los transforma en personas, audaces, creativas, sabias y proféticas.

Presente desde siempre en la historia de la humanidad, el Espíritu continúa construyéndola y conduciéndola hacia la realización del proyecto de Dios. En este itinerario – hecho de luz y de sombra, virtud y gracia, guerra y paz, pasos adelante y rotundos fracasos – acerca la historia humana cada vez más hacia los valores del Evangelio. El Espíritu actúa también en el corazón de cada persona, liberándola de los lazos que le impiden caminar, haciéndola consciente de la misión de contribuir en la construcción de un mundo según la voluntad de Dios.

Esta toma de conciencia está muy clara en nosotras como comprometida responsabilidad, pero de la cual no queremos sustraernos. Por esto enfrentamos con profunda seriedad y lucidez la tercera fase de nuestro trabajo, orientada a evidenciar las respuestas que las Paulinas de África-Madagascar entienden dar a las necesidades del continente; más concretamente, a elaborar el Proyecto apostólico continental.

El trabajo se abrió con la comunicación de las distintas circunscripciones acerca de los dos principios carismáticos que absolutamente se deben tener en cuenta cuando consideramos la realidad apostólica, y sobre el futuro de la difusión, en particular de nuestras librerías. La sintonía continúa siendo excepcional, signo de la colaboración continental que, aquí se realiza desde hace años.

En los grupos hemos trabajado de la misma manera que en las otras dos fases, llegando a un esquema de acciones concretas sobre las cuales mañana recibiremos la iluminación de la experta: Sor M. Antonieta Bruscato, nuestra superiora general.

Antes de concluir, deseamos extender un pensamiento agradecido a las hermanas de la comunidad por su servicio generoso y por la oración con la que acompañan nuestra tarea. Gracias a las jóvenes en formación, que nos alegran con su presencia gozosa y con sus cantos. El Espíritu, que es “fuego”, encienda sus corazones de pasión por Dios y la humanidad.


Volver arriba